¿Es esto sólo un «Hasta Luego»?

¿Es esto sólo un «Hasta Luego»?

El 2 de mayo de 2014 doy por finalizado este blog. Ya no habrá más actualizaciones. Los que me seguís ya sabéis donde encontrarme. Muchas gracias por estos años. El que me encuentre ahora, no tardará mucho en encontrarme de nuevo.
Bye bye

26.3.09

La profesión de arqueólogo

http://www.diariocordoba.com/noticias/noticia.asp?pkid=471936#EnlaceComentarios

Para celebrar que anoche terminé mi trabajo de doctorado, voy a hacer una de esas entradas rollo comunicación en congreso, pero intentaré ser conciso y breve...
Lo primero de todo, si no lo habéis hecho ya, leer el artículo del profesor Vaquerizo (UCO).
Ahora que ya lo hemos leído empiezo...
Creo que ya he apuntado en más de una ocasión cómo los orígenes de la "profesión" arqueológica en nuestro país se remontan a los primeros 80 del siglo pasado cuando el desarrollo de nuevas infraestructuras y la aparición de la ley 16/1985 de Patrimonio Histórico Español (que dicho sea de paso, está en plena reforma por fín), obligaron a la aparición de una serie de arqueólogos no vinvulados a instituciones públicas (Administración, CSIC o Universidades) que se hicieran cargo de un volumen de trabajo que no podían asumir.
Así, poco a poco, docenas de arqueólogos y arqueólogas comenzaron a abrirse paso como autónomos, pequeñas cooperativas y empresas en una carrera que se acentuó con la competencia autonómica. Los primeros intentos de asociarse llegaron pronto a finales de los ´80 con la idea de regular una actividad nueva que carecía de cualquier tipo de marco legal. De la primera asociación profesional se pasó a otras y a secciones de arqueología en los Colegios Oficiales, que hoy por hoy resultan totalmente inoperantes al carecer de la fuerza necesaria para poder proteger a sus colegiados. Esto se debe en parte a la propia Administración, que continúa con nuestra indefinición y además no promueve una mínima regulación del sector. La escusa, ellos se encargan de proteger el Petrimonio, no de regular la profesión, pero además de ser los primeros expoliadores del país por desatención no se dan cuenta de que la falta de regulación en el sector afecta directamente a la propia protección del patrimonio.
¿Hasta dónde llega esta falta de regulación?
-Registro de actividades profesionales... La Arqueología no existe. Cuando una empresa se da de alta puede describir su actividad como le guste, pero en todos los epígrafes, incluyendo también el de actividades económicas, debe poner otras cosas que guarden cierta relación (algo estúpido cuando un carretillero de minas de segunda tiene su propio epígrafe).
-Convenio profesional... Por supuesto tampoco existe, lo que nos lleva a contrataciones en el marco de la construcción, la jardinería, minas, ingenieros... Además de problemas salariales derivados de su ausencia y de una competencia desleal provocada por este y otros factores, la carencia de un marco de regulación laboral lleva a deficiencias en seguridad y salud, promoción profesional y calidad en el trabajo.
-Marco regulador administrativo... Comunidades como Andalucía son afortunadas de estar a punto de recibir su segundo reglamento, así de como ver publicados sus trabajos, aunque esto nos lleva a otros asuntos como la propiedad intelectual (que se apropia ilegalmente la propia administración). Para la mayoría de comunidades, el reglamento no existe, así como ningún otro tipo de protocolo de actuación, que deja el trabajo al libre albedrío de ténicos y profesionales.
-Marco regulador económico... la ley de competencia va en contra de tablas de precios como las que ofertan los colegios profesionales, pero más allá de todo esto, no existe el mínimo control en los presupuestos, que acorde a los precios que marca el Colegio de Arquitectos de Guadalajara (único con referencia a la actividad arqueológica fuera de las secciones y en relación directa), suelen estar por debajo del 50% de entrada. Además, la competencia lleva a bajas temerarias de en torno al 20% que repercuten en la pésima calidad de los trabajos.
Todas estas ausencias (y otras) en la regulación y control de la Arqueología tienen un impacto directo en dos factores; por un lado el patrimonial, y por otro el social.
Madrid ha contado con unas 500 intervenciones anuales en los últimos años, de las que los madrileños no saben absolutamente nada (tal vez algo de la M-30 por el impacto mediático y poco más). ¿Qué podemos esperar de una sociedad que nos desconoce y a la que hoy por hoy solo causamos problemas? El impacto social de nuestro trabajo tal y como están las cosas es negativo, y además ni nos preocupa ni hacemos nada por solucionarlo.
En conclusión, la profesión de arqueólogo en nuestro país es una MIERDA. Olvidaros de Indiana Jones, del nuevo Jack Hunter, o del propio Galán, porque las momias, los tesoros y las aventuras no existen... la única aventura del arqueólogo profesional es llegar a fin de mes con dinero y a viejo con salud...
¿Vamos a hacer algo para mejorarlo?

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