Una pena que no pueda ir, pero este año se presenta en la EAA una sesión sobre el impacto de la crisis en la Arqueología... mi interesante, tan interesante como preguntarse el ¿por qué?
¿Cómo es que perdimos el trabajo en el despacho de un banco? La respuesta es sencilla (de formular, el fondo no lo es en absoluto). Una legislación necesaria, pero irresponsable desde el momento en el que la Administración no pudo hacerse cargo de ella, ha llevado a la arqueología a ser un mero trámite administrativo en el marco del desarrollo urbanístico y de infraestructuras... la investigación ha quedado en un segundo plano que acaparan por obligación, y casi en su totalidad, los centros públicos. Y esto nos lleva a formar parte de la burbuja urbanística... se acabaron los PAUs, se acabaron las obras majestuosas y por ahora el Plan E es uno de los pocos respiros que nos quedan a corto plazo.
¿Qué ha pasado con el sistema empresarial en arqueología? Al contrario que en cualquier otro sector (la propia vivienda ha subido hasta las nubes y el IPC cerca de un 25% desde la entrada del Euro), la tendencia de los precios en arqueología ha sido marcadamente descendente en comparación con el resto. Competencia desleal, surgimiento de docenas de empresas piratas que acaparaban un mercado en plena expansión... el resultado es que cuando se acabó el pastel, todos nos fuimos a pique.
Pero el resultado, que viene en buena parte marcado por este hecho, no queda ahí. Como decía, la arqueología se convirtió en un trámite, un trámite que básicamente consiste en documentar, y punto (porque el resultado de esa documentación ha de ser necesariamente la memoria final). La falta de medios y tiempo, llevó a que salvo en honrosas ocasiones, todo quedara ahí. Y precisamente, a mi modo de ver, esa falta de diversificación-competencia leal-investigación... es uno de los factores que hace que cueste levantar cabeza.
¿Quién han sido los menos perjudicados? Seguramente los autónomos, que se han mantenido fieles a un menudeo estable, dentro de unos precios razonables y con una clientela fija basada en la confianza por un trabajo bien hecho.
Pero obviamente, la crisis nos llega a todos y el parón es tan profundo que es dificil levantar cabeza. ¿Cuáles van a ser las prioridades en el nuevo empujón gubernamental? (hablo de obra civil) ¿Se va a tener en cuenta la arqueología con total seriedad y responsabilidad? Sinceramente lo dudo, porque no dejamos de ser un lastre para la construcción.
Por ello, de nuevo me tengo que plantear hasta qué punto representamos una demanda social (a la que a penas respondemos, por cierto), y qué sentido tiene seguir con esto con la radicalidad extrema que muchas veces se muestra. Deberíamos centrar nuestros esfuerzos en prevenir, no en curar y en concienciar y educar.
Pero bueno... eso da para otra entrada...
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