Varios medios se hace eco hoy del hallazgo del primer templo cristiano en una pequeña localidad de Jordania. Si lo veis no hagais demasiado caso de las fotos, porque en un par de noticias me he encontrado con fotos de Lalibela (Etiopía y unos 1200 años posterior). En cualquier caso, la historia que quiero contar hoy tiene que ver de nuevo con uno de los principales temas a los que se dedica la Arqueología Pública. Política.
Si miramos un mapa, Jordania se encuentra hoy en una encrucijada bastante caliente de Oriente Próximo rodeada por países como Irak, Siria o el propio Israel. A pesar de ser un país considerado islámico, posiblemente cuente con una de las comunidades cristianas más importantes de la zona aun hoy y parece ser según este hallazgo que la historia viene de lejos (a penas unos años tras la muerte de Cristo).
El panorama actual de la zona es de sobra conocido. Cuatro religiones, miles de conflictos. ¿Cuatro? A sabiendas de que muchos cristianos se me echen encima, no puedo considerar el radicalismo protestante de Salt Lake City como cristianismo, del mismo modo que no voy a hacer diferencias entre Evangélicos, Católicos, Ortodoxos, etc. aunque las haya. Recapitulando, tenemos comunidades judías, cristianas y musulmanas que hasta la Segunda Guerra Mundial vivían en paz. La creación del Estado de Israel, y la radicalización de algunos sectores islámicos llevaron a ésta región sagrada para todos ellos a lo que hoy tenemos.
¿Qué puede hacer la Arqueología para solucionar el conflicto? Seguramente nada, pero la lapidación de arqueólogos en Israel mientras trabajan en yacimientos cristianos deja claro que algo les importa o les asusta del pasado. ¿Será posible volver a aquellos maravillosos años en los que todos vivían en paz? Creo que una lectura objetiva de la historia podría ayudar a ello, pero ya sabemos que quien manda es la política, y los políticos necesitan ignorantes.
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