Hoy he visto un nuevo capítulo de «Generación Alien» y nada más entrar al Facebook me encuentro con esto... que parece verdad. Resulta que a este buen mozo le han dejado ponerse un escurridor de pasta en la foto del carné, porque profesa la religión Pastafari. Cada vez me gustan más los checos.
La verdad es que me lo tomé casi tan a coña como mi parábola de Espinete, pero los jodidos se lo han montado de verdad... y muy bien.
[Y antes de seguir leyendo, leed la entrada de Wikipedia, que no pienso explicarlo]
El caso es que sirve para darle caña, tanto a los extremismos religiosos como a sus brazos alienígenas. El verano es la época del año con más noticias absurdas en torno a la arqueología y acciones como el pastafarismo nos ayudan a combatir ciertos aspectos de la estupidez humana del mejor modo que podemos, con más estupidez. Olvidad pirámides en la Antártida (o las de Micol en Egipto, que vuelven a la carga), las chorradas de la Atlántida y los tsunamis en Tartessos... Entramos en modo absurdo.
La lógica pastafari parece fácil de desmontar, sobre todo ahora que estoy estudiando filosofía matemática en Coursera. Sin embargo, es tan consistente como las premisas religiosas y pseudocientíficas, o como las de mi parábola espinetesca. Se basan en nuestro primer tema, el infinito, o los múltiples infinitos y la teoría de conjuntos. Siempre podremos encontrar algo más grande y yo creo que los espaguetis del gran monstruo volador pastafari son el pelo de Espinete, que es más grande y por lo tanto más infinito y más Dios.
Rezad para que no encuentre nunca algo que me haga ver su cara en el registro arqueológico... aunque ya he visto cosas con puercoespines...
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