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Una vez más una noticia a priori corriente me llena de preocupación por las profundas implicaciones que tiene...
"Las esculturas de una atracción turística para buceadores vuelven locos a los arqueólogos indonesios" reza la noticia.
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Leyendo el resto de la noticia llegan las sorpresas... La historia desmontada es: Un empresario australiano consigue dinero para cooperación de su gobierno y monta una reserva submarina para buceadores con estatuas de mentira. Después, los arqueólogos del país al ver las fotos por casualidad, se plantean la posibilidad de un gran hallazgo.
¿Dónde está la sorpresa?
1. Gestión de recursos para el desarrollo.
2. Comunicación interdepartamental.
3. Sorna en la noticia.
Parece insólito que el Ministerio de CULTURA y TURISMO no tenga noticias de una inversión extranjera en sus aguas relacionada con ambos aspectos, pues reproduce un yacimiento arqueológico y está destinado al turismo. ¿Ha estado el tal Turley trabajando por su cuenta sin permisos? Pero lo más vergonzoso a mi modo de ver es el tono jocoso de la noticia hacia los responsables del ministerio, como si fueran unos pobrecitos estúpidos.
En esta historia sólo existen dos opciones:
-Turley ha actuado por su cuenta y tanto su atracción turística como su licencia de actividad en el país deben de desaparecer.
-Todo se hizo conforme a la ley, y Helmi debería dejar su puesto a la mayor brevedad posible.
Aunque he visto de todo, me niego a creer que hay arqueólogos tan estúpidos como para caer en esto, y más aún trabajando desde el propio ministerio. Así que supongo que una vez más el dinero ganará a la legalidad.
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