De putas y paletines

Esta mañana mientras corría, una canción de El Último ke Zierre hacía una explícita crítica a la industria discográfica en la que el artista se ponía en el lugar de una puta cuyo chulo explotador era la agencia discográfica.

A la hora de comer, en la tertulia de Cuatro, salió a discusión el cierre de un par de clubs (muy grandes) en Casteldefells y como eso había afectado de un modo drástico a la economía local, pues resulta que las prostitutas representaban casi la mitad del consumo en determinados sectores como ropa o belleza.

Al discutir, una de las cosas en las que estaban de acuerdo era en la necesidad de regular un sector, que se haga lo que se haga va a continuar ahí, pero que de no ser regulado iba a terminar en un desarrollo de la vertiente más oscura de la prostitución, la de la calle, la mafia y la mierda.

Se denunciaba que a pesar de mucho hablar, ningún político había tenido valor para sentarse a tratar el tema... y entonces pensé yo... ¡Cómo si fueran las únicas!

Obviamente, comparar la porstitución con la Arqueología se sale un poco de lo coherente, pero lo que quiero aquí es llamar la atención sobre la situación precaria e indefensa en la que nos encontramos. Somos putas al servicio de las constructoras, pero nuestro chulo, además de aprovecharse de nosotros, nos tiene desatendidos y desprotegidos.

Hablando ya sin metáforas, la situación creada con la ley de patrimonio ha dado lugar a muchas cosas buenas, que sin embargo han desarrollado su peor vertiente. ¿Para cuándo una verdadera regulación real del sector? ¿La comisión para la reforma de la ley de Patrimonio va a tener algún resultado positivo? Siento ser tan escéptico al respecto, pero me temo que la nueva ley no será más que un lavado de cara adaptado a las últimas legislaciones autonómicas que no tendrá la ínima repercusión, porque será totalmente incapaz de regular lo que de verdad importa: una defensa de los profesionales, unas reglas para jugar en igualdad y asegurar la calidad, un compromiso por la formación y el reconocimiento... una arqueología pública para el público, no para ellos.

Ahora que tenemos un ministro de cooperación interregional y una voluntad por hacer cambios, hagamos cambios de un modo global, porque salir de la crisis va a requerir infraestructura y la infraestructura requiere arqueología... o vamos a continuar con el expolio administrativo y seguir incumpliendo las viejas leyes en pro del desarrollo económico y el bien común...