Herodes es uno de los reyes más conocidos de la historia gracias a sus desventuras divinas, pero tras de si dejó uno de los periodos más estables de Judea y de los otros tres reinos que gobernó como vasallo de Roma. Entre sus logros, paz y obra pública.
Hoy es noticia la que se ha liado entre Israel y Palestina con la nueva exposición sobre Herodes en el Museo de Israel. Ahora que Palestina va ganando enteros en el panorama internacional (y sobre todo cultural), la cosa se pone fea. ¿Por qué? Porque el principal resto de Herodes es un megacomplejo en territorios ocupados que se excavó desde bien pronto por la Universidad Hebrea de Jerusalén y cuyos artefactos están hoy en exposición sin permiso (ni conocimiento) de las autoridades culturales palestinas. Los comisarios se escudan en conclusiones inexistentes de los acuerdos de Oslo, mientras los palestinos lloriquean por un patrimonio al que no han prestado nunca atención.
Voy a tratar de ser breve centrándome en tres aspectos:
-Las formas:
Israel ha actuado, como siempre, de manera unilateral en un aspecto que debía haber servido para fomentar la cooperación y el diálogo. Mienten en los procesos, pero parece que se trata de mentiras piadosas y que en el fondo todo volverá mejor de lo que salió en un ejercicio de responsabilidad con el patrimonio. No me puedo creer que los palestinos no supieran nada hasta que apareció en prensa sobre la exposición de Herodes y sus reacciones a la hora de criticar a sus vecinos han sido igualmente lamentables.
-La política:
Todo esto responde a estrategias meramente políticas donde el patrimonio no es una prioridad. Los unos que se creen legítimos propietarios de todo lo que huele a judío y los otros que se creen que haciendo una oposición violenta van a llegar a algún sitio, reproducen la realidad política del conflicto Israel-Palestina en cualquier escenario, incluido el patrimonio. En este caso, la legalidad internacional no le da la razón a ninguno de los dos países, o se la da a los dos... No importa. No es lo que se busca con esta noticia.
-La arqueología:
Tanto unos como otros han estado seleccionando la arqueología que les interesa pasando por encima de todo lo demás. El patrimonio musulmán de los territorios israelíes desaparece a golpe de excavadora, mientras que el patrimonio judío de los territorios palestinos (y casi, casi, el resto del patrimonio) sigue olvidado, o gestionado por organismos e instituciones internacionales. El de Herodes es otro de los mil y un casos que tenemos de abuso político de la arqueología.
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La reflexión... Mañana, Roma decide hacer una exposición sobre el Imperio bajo Trajano acopiando materiales de todo el Mediterráneo sin decirle nada a los países de donde los saca escudado en la identidad romana. Sería ilegal según las leyes nacionales e internacionales. Haría falta llegar a entendimientos y acuerdos de préstamo como los que suceden a diario para cientos de exposiciones cada año. Para Israel y Palestina, la arqueología puede ser una herramienta de entendimiento y cooperación muy valiosa que siente las bases para una solución de dos estados donde la religión y la política queden en un segundo plano por detrás de las personas. ¿Qué pasaría si todos los palestinos se convirtieran al judaísmo y todos los judíos al islam?
La otra reflexión... Todo esto termina calando en todo el planeta con cientos de comentarios y conflictos paralelos en los medios de comunicación donde unos llaman nazis a otros por reclamar información sobre nuestro patrimonio, donde otros llaman ladrones a unos por investigar y restaurar nuestro patrimonio, donde alguna amenaza con declarar Patrimonio Mundial un sitio para quitárselo a los unos y NADIE piensa en soluciones de consenso para el conflicto.
Empezamos la semana con una entrada que hace avergonzarme de la humanidad y de su patrimonio.
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