3.000 años de historia...

A la espera del video de Al Rojo Vivo, vamos a hacer un poco de 'entrada en directo' sobre las carencias de la educación pública y privada.

Lo primero que me vino a la cabeza, como siempre, fueron Los Simpsons y su humor absurdo. En un capítulo, los alumnos de la escuela de primaria de Springfield representaban una obra de teatro para sacarle dinero al Sr. Burns en la que mostraban sus carencias educativas para meterle miedo. Unos años después, una de las frases míticas de Homer: "Oh! I can't understand that math reference because I went to Springfield Elementary!". Hoy hemos tenido nuestra versión real en España.

El caso es que hoy nuestra querida expresidenta Esperanza Aguirre ha dicho que tenemos 3.000 años como país... y si nos vamos a Pinilla un millón ¿no? Allí aparecieron los primeros madrileños. Después apeló a la Hispania romana, aquella fabulosa época. De Esperanza Aguirre me espero cualquier burrada, porque es lo suficientemente ignorante y atrevida como para decirlas, lo que me sorprendió fueron las 'correcciones' desde el programa con sendas infografías del 1.000 a.C. y el 19 a.C.

Pero qué le vamos a hacer si la Historia no es una asignatura prioritaria en ningún ciclo y cuando lo ha sido se ha contado lo mismo que se contaba en los años 30 (tengo un libro de Bachillerato para corroborarlo), o lo que le ha dado la gana al gobierno (regional) de turno. Es vergonzoso seguir viendo como se usa la incultura para justificar aberraciones políticas.

Hace 3.000 años España no existía. Hace 2.000 años tampoco. España nace como nación en 1714 con Felipe V y es entonces y solo entonces cuando se convierte en una realidad política. Bien es cierto que desde hace más de 2.000 años hay una referencia geográfica a la península ibérica que por osmosis fue pasando también a la gente que vivía aquí. Pero era una nominación geográfica, no política. Si los estudiantes catalanes van a aprender que España existe desde hace dos o tres mil años, vamos listos... casi tanto como si estudian que alguna vez fueron más autónomos de lo que lo son hoy. Pero ni una cosa ni la otra pueden ni deben modificar una realidad política contemporánea.

¡Por favor, vamos a dejar de darle patadas a la historia!

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Vosotros comentáis... La verdad es que se me quitan las ganas viéndolo.