¿Es esto sólo un «Hasta Luego»?

¿Es esto sólo un «Hasta Luego»?

El 2 de mayo de 2014 doy por finalizado este blog. Ya no habrá más actualizaciones. Los que me seguís ya sabéis donde encontrarme. Muchas gracias por estos años. El que me encuentre ahora, no tardará mucho en encontrarme de nuevo.
Bye bye

16.11.12

40 años

Gondar

Un 16 de noviembre de 1972 se firmaba en París la Convención de Patrimonio Mundial. Es de sobra conocida mi aversión a la institución de la que ha salido y mi opinión sobre la ineficacia de la Lista, por lo que trataré de ser 'bueno'.
¿Fue la WHC un error? Para nada. Si bien la lista ha terminado siendo un esperpento, la Convención es el pilar principal de un sistema de protección mundial del patrimonio que al menos ya existe. Le tenemos que agradecer que hoy muchos de los países firmantes cuenten con legislaciones claras y herramientas de protección legal, e incluso real, de miles de yacimientos arqueológicos y de sitios históricos (y de interés natural). La WHC ha sido la punta de lanza de todo un sistema por el que hoy muchos profesionales podemos seguir trabajando, y eso es algo que no se podría haber conseguido de forma global sin ella. 
No podemos olvidar el contexto en el que surge (Presa de Asuán) y su principal objetivo; que el patrimonio de gran valor universal en lugares de riesgo fuera protegido. No estoy seguro de hasta qué punto buena parte de ese patrimonio está protegido o no, pero lo que sí es cierto es que hoy lo conocemos y lo vigilamos, por lo que la victoria de la WHC parece incuestionable, al menos en su objetivo más básico.
Sin embargo, poco a poco fueron llegando los problemas. La falta de herramientas de gestión, la masificación de sitios en peligro, los fallos en la restauración, las negligencias en la protección y las mentiras bajo una marca que a mi modo de ver se ha ido desprestigiando por la pésima gestión de una cúpula inoperante y politizada. Puede que ese desprestigio no haya llegado al público corriente, pero se plasma en algunos de los últimos hechos como la rebeldía de muchos países ante las imposiciones absurdas de la comisión, o las crecientes críticas a sus acciones más polémicas.
La idea de la WHC era genial y por ello, si retiramos del fondo la política y le sumamos una gestión efectiva desde la propia ONU hasta la UNESCO, puede que tuviéramos una herramienta realmente útil. Pero el problema va más allá de la organización, hasta todos y cada uno de los países que han firmado la Convención y hoy se aprovechan de ella para promocionar su patrimonio. La gestión responsable de los sitios no es sólo responsabilidad de un papel o una comisión, sino que recae sobre los estados y las regiones donde se integran. En más de una ocasión he usado el ejemplo de Dresden, retirado de la lista, pero fabulosamente gestionado por las autoridades locales (por una trifulca con un puente) y podríamos hablar en contra del mismo Coliseo, que no ha recibido la menor reprimenda a pesar de estar a punto de ser vendido y de sus graves problemas de conservación... ¿Quién quitaría el centro histórico de Roma de la lista? En los países en desarrollo o en conflicto todo se vuelve más complejo y si bien existen cuestiones éticas claras como la legitimación de regímenes totalitarios o la inacción ante la destrucción premeditada del patrimonio, existen opciones valientes como la aceptación de Palestina o a creación de Blue Shield. Por todo ello, no quiero terminar sin tirar la pelota a nuestro tejado, el de las administraciones negligentes que se pasan el espíritu de la WHC por su mayoría absoluta y legislan en contra de todos los principios por los que se ha luchado en patrimonio, y en todo lo demás.
Hoy, a 16 de noviembre de 2012, la WHC ya no sirve para nada... Ha sido uno de los textos más importantes para la protección del patrimonio, pero está totalmente superado por la realidad política de nuestro mundo. Ojalá 'superado' fuera algo positivo, pero no. Por eso, mi llamamiento de hoy va para que todos nosotros, profesionales o no del patrimonio, nos olvidemos de la UNESCO y de la WHC y empecemos a luchar en nuestros pueblos, en nuestras ciudades, en nuestras comunidades, en nuestros países... por todo ese patrimonio, que tal vez no merezca estar en la lista, pero sí merece ser estudiado y conocido. Que luchemos contra un estamento político que sigue viendo el patrimonio como un escollo para su idea de desarrollo (o de cómo llenarse los bolsillos a costa de todos). Que cojamos el espíritu de la Convención y lo transformemos en un principio de lucha contra una realidad que nos acorrala. Que el Patrimonio Mundial sea TODO el Patrimonio.
He dicho...

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