Forzando la privatización de servicios públicos

Nuestra aclamada presidenta (para los de Madrid) Esperanza Aguirre y su equipo de privatizaciones (porque gobernar, lo que se dice gobernar, no gobierna) acaba de reducir en un 30% el dinero que destina a las universidades para pagar los sueldos de los profesores y sin previo aviso. Según El País en su edición de hoy, la mayoría de las universidades madrileñas tuvo problemas tras este percance para pagar a su personal. Curiosamente nos estamos acercando a un periodo de reforma universitaria en el que aparecerán nuevas titulaciones y desaparecerán otras, siempre con coste cero (o por ahora con coste -30%).
El que me preocupa ahora es el nuevo grado de Arqueología que debería aparecer dentro de dos años. Está diseñado con coste cero (cuesta retirar el Master que hay actualmente) con esperanzas de nuevo profesorado a partir del segundo o tercer año. Pero al final nos va a pasar como en los nuevos hospitales... se abren si, pero sin recursos (o con recursos privados).
¿Cómo es posible pensar en una educación universitaria pública de calidad en estas circunstancias? Esta noticia me preocupa fundamentalmente tras estar ayer en la facultad y darme cuenta de la inundación de panfletos que anuncian los nuevos programas de grado y postgrado que ofrecen universidades como la Camilo José Cela o la Antonio de Nebrija (privadas).
¿A dónde vamos a llegar, a forzar la quiebra del sistema público de servicio social para poder pagar a los consejeros y adjuntos del gobierno de la Comunidad?
Jugar con la educación no es bueno, pero todo el mundo sabe (y sobre todo la DERECHA, de la cual Esperanza representa al sector más intersado y rastrero de todo el país) que un país mal educado es un país que se controla mejor. Como ella puede mandar a sus hijos a EEUU a hacer un Master en económicas y después los coloca en el Consejo de Administración de cualquier empresa, al resto que nos zurzan.
Hoy se habla de las grandes Universidades públicas españolas con orgullo. Son prestigiosas dentro y fuera de nuestro país. Por este camino, buscaremos dentro de poco becas para estudiar en la Camilo José Cela (que hoy por hoy no vale para nada) porque la universidad pública será de segunda al igual que pasa en gringolandia, o tendremos que pagar tasa de 6000 euros al año para mantener la pública, como pasa en el Reino Unido.
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