Tranquilos amigos, no he cambiado de parecer, sigo siendo el mismo a pesar de mis crisis teórcias y fácticas.
Hoy estoy feliz, porque por fin he encontrado algo que se opone a la Arqueología Pública (mmm... empiezo a pensar como un estructuralista). Se trata de la Arqueología elitista, o excluyente. No es una corriente nueva, ni una versión fascista postmoderna. Simplemente se trata un poco de dar nombre a todos los demás, que siguen día tras día alimentando la exclusividad de algo que nos pertenece a todos. Si entre nosotros mismos se excluye, entonces qué podemos esperar para el resto de la sociedad...
Por eso, hoy me afirmo en mis pareceres y declaro guerra abierta a la Arqueología elitista. Son mayoría y me cerrarán los foros, las revistas... todo. Pero aunque tenga que adoctrinar a la puerta de los congresos, juro por Dios que nunca volveré a sentir vergüenza de mi profesión tanto como la he sentido hoy.
Compañeros, a por ellos.
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